lunes, 1 de septiembre de 2014

Alvaro Peña “En Bolivia se da más valor a lo extranjero que a lo nacional”

Como delantero se caracterizó por su frialdad y potencia para encarar a los arqueros. En San José se convirtió en un referente y gracias a sus goles llegó a integrar la selección nacional. ‘Peñavolea’ fue su apodo y fiel a su sobrenombre hizo en 1993 uno de los dos goles que Bolivia le marcó a Brasil, en La Paz, lo que significó quitarle a la Canarinha el invicto de 40 años en eliminatorias. Hizo historia con el equipo nacional que después clasificó al Mundial de Estados Unidos en 1994. En esa cita fue dirigido por el español Xabier Azkargorta, con quien hoy tiene diferencias por la forma de ver el fútbol desde la posición de entrenador. Lleva una década como DT y tras una corta carrera, en que dirigió entre otros a Oriente y Blooming, con algunos sinsabores, que para él son experiencias para seguir creciendo, pues admite que su gran objetivo es dirigir algun día al equipo de todos. Conversamos con él.
Llevás casi un mes sin trabajar, ¿qué balance hacés de tu paso por Guabirá y San José, que son los equipos que dirigiste después de volver de Ucrania?
Todo es positivo porque mi filosofía es trabajar para cambiar la realidad del fútbol boliviano en muchos aspectos. En lo dirigencial ya no me puedo meter porque es un tema que seguramente el hincha o el ciudadano tendrá la misión de hacer algo para que esto suceda.

¿Cuáles son los cambios que estás buscando?
Tiene que ver con la logística, la organización del equipo y la infraestructura que se necesita para trabajar mejor. Nosotros los entrenadores tenemos que inculcar y exigir que los equipos , sobre todo los que se alistan para jugar un torneo internacional, tengan un lugar cómodo para entrenar.

¿En Guabirá con qué realidad te encontraste?
En este club tuve una buena relación con el presidente y sus colaboradores cercanos, pero como ocurre en la mayoría de los equipos, tropecé con las dificultades económicas y de infraestuctura. Conté con un buen grupo de jugadores, sin embargo a la hora de entrenar se carecía de cancha y de un lugar adecuado para la preparación. No se podía utilizar todos los días el estadio, que le pertenece a la Subgobernación, y esto ya originaba un problema. Pese a todo, el equipo demostró buen juego, pero nos faltó, si se quiere, hasta un poco de suerte para mantenernos en la Liga.

¿Fue un fracaso el descenso de categoría?
Yo no lo llamo fracaso, pero sin duda alguna que de esa amarga experiencia también aprendí.

¿En San José qué pasó?
Antes de firmar el contrato hablamos con la dirigencia sobre lo que estaba pasando con el equipo, que era practicamente nuevo. Eso iba a originar que se cumplan etapas de adaptación y de consolidación del grupo. Todo tiene su proceso y a eso apuntábamos para llegar bien al torneo de la Liga y la Copa Sudamericana. Ellos no tuvieron paciencia porque a los quince días se presentó el primer problema. Y así pasaron los cincuenta días que estuve trabajando. Llegó el momento de dar un paso al costado porque no me puedo enfrentar a la dirigencia que me contrató. Lo podía hacer con los hinchas y con los rivales, pero no con los que me contrataron.
Con todo lo que le ha pasado en Bolivia, ¿se puede decir que lo que aprendiste en el Dínamo de Ucrania aún no ha sido plasmado en los equipos que entrenaste?
Como jugador y ahora como entrenador siempre fui una persona que arriesga. Nunca he ido a las cosas fáciles. Soy de enfrentar las dificultades, sin embargo puedo decir que en Bolivia no se llega ni al quince por ciento de lo que tiene un club de Europa para trabajar. Y este porcentaje es también para el nivel dirigencial. En Ucrania, por ejemplo, el presidente va permanentemente a los entrenamientos y charla con el cuerpo técnico y con los mismos jugadores. No se ha perdido la costumbre de comunicar y hablar. Eso no ocurre acá y por eso hay distanciamientos y falta de coordinación.

¿Esta realidad te quita los ánimos para seguir?
De ninguna manera, porque sé que en cualquier momento me va a llegar la gran oportunidad. No me ha ido bien últimamente porque es difícil sacar a flote un equipo comprometido con el descenso y a otro que estaba en formación. De todas formas, nunca voy a bajar los brazos, porque me siento orgulloso de ser uno de los primeros entrenadores bolivianos que tiene la licencia UEFA. Me siento virgen en esta profesión, por lo tanto hay mucho por recorrer y enseñar en el fútbol nacional.

¿En Oruro fuiste discriminado por ser cruceño?
No, porque en mi etapa de jugador tuve dos años gloriosos en San José y mucha gente aún me recuerda con cariño. Por ahí la gente más joven y que no me conoció presionó en la cancha, pero se trata de hinchas que no saben de fútbol y que rechiflan porque están acostumbrados a ver en la tele a Barcelona o Real Madrid y no se dan cuenta de que el que juega en Oruro es un equipo con muchas dificultades.
Entre las críticas que se te hacen está el haber llevado a Limberg Gutiérrez, quien al final no se quedó en el club...
Limberg jugó todos los amistosos y lo hizo bien pese a que no hizo goles. Lo que pasa es que él se negó a jugar en San José el 2007 y por esa determinación ahora le pasaron factura. Se originó un recelo con argumentos como el de por qué ahora quiere jugar cuando ya tiene 36 años. Esto último fue maldad, ya que en San José han jugado futbolistas con 40 años y con buenos resultados. Es el caso de Celio Alves, Juan Carlos Sánchez y el argentino Daniel Valencia, para mencionar algunos. Entonces, por qué no se le debe dar una oportunidad a un jugador nacional. Yo le dije a Limberg que pase lo que pase lo iba a respaldar sin nada a cambio, ya que es un jugador que le dio mucho al fútbol boliviano y además porque es buena persona. Y en el poco tiempo que jugó demostró su calidad, pero la gente se la agarró con él. Por eso sigo pensando que en Bolivia seguimos dando más valor a los extranjeros que a los nacionales.
Cuando dijiste que llevaste a Limberg a San José sin pedir nada a cambio, ¿querés decir que hay entrenadores que llevan sus jugadores a cambio de recibir recompensa económica?
Cuando esto ocurre tarde o temprano se sabe quién lo hace. Además, es peligroso porque puede ocurrir que en cualquier momento un jugador le grite a su entrenador sobre estos oscuros acuerdos. A mí eso no me preocupa porque siempre voy a mirar de frente al jugador y al dirigente. Un jugador que llevo a un club tiene que ser por su capacidad y no por otros intereses.

¿Siendo jugador o entrenador, viste casos de técnicos o dirigentes que ficharon jugadores a cambio de recibir un porcentaje?
Tuve una cuando debuté como entrenador. Fue de una persona que trabajaba para el club. Se supo porque un jugador se lo gritó delante de todos. Fue un escándalo.
Hablemos de tu forma de decir las cosas. ¿No temés a que esta forma de ser te pueda originar dificultades en tu carrera como entrenador?
Seguro que me puede originar problemas, pero soy un respetuoso de toda norma porque sé cómo soy como persona. Me puedo equivocar, no soy perfecto, pero en mi ámbito trato de equivocarme lo menos posible.

¿Seguís teniendo diferencia con Azkargorta, quien te dirigió en las eliminatorias de 1993 y en el Mundial de 1994?
Este tema de las diferencias se originó por un debate que se instaló en un programa de televisión. En esa ocasión él me faltó el respeto al decir que en mi etapa de jugador me parecía a delanteros de los años 50. Por eso le respondí que la selección que dirigió en la pasada eliminatoria jugaba como los años 50. En ese momento dije lo que veía de la selección, por lo tanto eso no es una falta de respeto. Por eso, hay gente que juzga sin primero analizar el porqué hay diferencias entre Azkargorta y yo.
¿Qué te parece la decisión de la federación, que le quiere renovar contrato si es que Carlos Chávez es relegido?
Ya ni quiero opinar, porque por principio no me considero una persona política. Si lo fuera ya me habría apegado a un partido o en todo caso al gobierno mismo. A mí me gustan las cosas más racionales, simples y directas; no de otra forma. Para mí vale la capacidad a la hora de valorar a un profesional.

¿La contratación de Azkargorta es un asunto político?
Yo estoy respondiendo a la anterior pregunta. De todas formas, pareciera que es así, ya que se dice que si Carlos Chávez es relegido en la federación entonces contratará a Azkargorta. Eso pienso y es parte de mi manera de ser. Siempre voy a ser un camba frontal porque lo que no me parece correcto jamás lo voy a tolerar. Mis padres me enseñaron a respetar y si alguien no lo hace conmigo respondo también como debe ser.

¿Y si te hubieran ofrecido el cargo lo habrías aceptado?
Yo no me voy a acomodar al interés de otra persona. Gracias a Dios tengo el pan de cada día. No digo que soy millonario, pero gozo de buena salud y tengo bienestar familiar. Lo que va a pasar con mi carrera en el futuro no lo sé, pero alguien se va fijar en mi persona y en todo mi equipo de trabajo.

¿Quién te parece que merece ser el entrenador?
Eduardo Villegas, desde luego. Ha hecho los méritos suficientes, como pasó también en su momento con Gustavo Quinteros, aunque no le fue bien

¿A vos te seduce la idea?
Desde los 17 años aposté a ser el mejor en lo que haga. Como futbolista triunfé y también quiero hacerlo como DT. Dirigir a la selección es también mi meta

ÁLVARO GUILLERMO PEÑA P.
Posición: Delantero
Estatura: 1,80 metros
Año del debut: 1987
Club del debut: Blooming
Año del retiro: 2003
Club del retiro: Iberoamericana de La Paz
Clubes: Blooming (87-89), San José (90-92), Temuco, de Chile (93-94), Cortuluá, de Colombia (95), Bolívar (95), Real Santa Cruz (96), Destroyers (97), Oriente Petrolero (98), The Strongest (99), Bolívar (2000), Mariscal Braun (2001-2002) e Iberoamericana (2003)
Selección: Jugó 43 partidos y anotó 4 goles
Clubes que dirigió: Oriente Petrolero (2004-2005), Destroyers (2006), Blooming (2006-2007), Guabirá (2014), San José (2014)




1 comentario:

  1. alvaro peña . como futbolista muy regular a regular , solo era para liga domestica , en el exterior cuando jugo , no paso nada con el , en el mundial no gravito , y ahora como entrenador le falta bastante era mejor que se hubiese quedado en ucrania a aprender mas

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